lunes, 30 de marzo de 2009

Gracias



Gracias :)

Laberinto sin retorno

Laberinto de preguntas
ninguna respuesta.

Setos a mi espalda,
en frente mío,
a mi derecha
y a mi izquierda.

Camino sin retorno
en este bochorno
causado por un trastorno
que ahora resulta ser un estorbo.

Atada de pies y manos,
muda de boca,
ciega de ojos
ahora llorosos
por culpa de una copa.

Mareada de dar vueltas
en el mismo punto
por el mismo asunto
que otro día me revienta
aquí en mi mundo.

No quiero ninguna acción,
tan sólo una negación,
o una afirmación.

Un simple gesto
para mi corazón,
lastimado de altibajos,
herido por cañoñazos
fusilado a traición
una y mil veces
sin perdón
cada vez que ha caído
de la cuerda del amor.

domingo, 29 de marzo de 2009

Primer acto: la palabra

Siempre he sido más de palabras que de actos. El único acto que realizo es el de coger un teclado y plasmar los actos que nunca realizo. Palabras que añoran ser actos. Actos inacabados que no valen nada.

Quizá lo único que me atreva a hacer sea mirar. Pero ni yo misma sé lo que mis ojos encierran.

sábado, 28 de marzo de 2009

Yo no soy, es el ron

Que yo te quiero más. El Cacique de mi sangre me hace decir la verdad. Qu te quiero hoy a mi lado, con mi almohada, en mi cama. Que tus dedos se enreden en mi pelo alisado.

Que yo te quiero más. Que no sé como decirlo para que lo sepas ya. Que no quiero que me odies por mi sinceridad.

Que sólo quiero que sepas, que hoy eres el hombro que yo quiero abrazar.

Ven conmigo, sólo un rato, y perdamonos en el anonimato.

viernes, 27 de marzo de 2009

Fujiyama

Cualquier actualización que tuviese pensada para hoy no vale ya de nada. Tengo una gran noticia que me hace muy feliz.

El pasado 10 de Febrero comencé a montar un puzzle que me regalaron cuya temática principal es el monte Fujiyama de Japón. La imagen es tremendamente bonita, pero no lo es tanto cuando se analiza desde el punto de vista del montador de puzzles.

Un montón de cerezos en flor y un cielo azul impoluto hacen dificil la tarea de su montaje.

Pese a eso, hoy, madrugada del jueves 26 de marzo, he puesto la última pieza de las 1000 que lo forman. Puede que montar un puzzle sea en ocasiones algo tedioso, desesperante y poco relajante. Pero merece la pena sólo por sentir la sensación de poner la última pieza, una sensación indescriptible, cuando todo un raudal de felicidad, alivio y satisfacción recorren todo tu interior.

Puede que abra otro puzzle sin montar que me queda ... pero eso lo dejo para otro día.

martes, 24 de marzo de 2009

La carpeta desclasificadora

Tengo una carpeta. Muy maja ella. Clasificadora y toda la pesca.

Y como toda buena carpeta clasificadora que se precie, dispone de varios clasificadores. Creo que ese es uno de los motivos por los que se la denomina así. El otro creo que es porque el adjetivo clasificadora es elegante a la par que moderno.

Pues en dicha carpeta, se supone que cada asignatura tiene asignado un espacio. Esa tarea facilita la búsqueda del documento que se precisa en el momento adecuado.

El problema llega cuando empiezas a almacenar todos los folios, apuntes y demás archivos innombrable entre el primer separador y la tapa de la carpeta. Uno de los dos únicos espacios de la carpeta que no está destinado a dicho fin. El problema es cuando dichos documentos adquieren el mismo volumen que el propio volumen de la carpeta.

Así que en esos labores me encuentro ahora. Porque antes de ponerme a estudiar cualquier cosa, tendré que mirar de qué apuntes dispongo en la carpeta de los líos.

lunes, 23 de marzo de 2009

Notas de amor

Solas. Mi canción y yo. Buscando notas que las acompañen.

Tengo ya la letra, trata de nuestro amor. Un amor de cuento de hadas, un amor sin dirección, que sólo el viento lo guíe, que sólo el sol nos alumbre.

La orquesta está decidida: tus brazos un saxofón, tu torso un bello piano y tu boca esa armónica que se funda con mis labios.

Solas. Mi canción y yo. Esperando vagabundas que vengas a por nosotras, que cojas mi partitura y que ensayemos sólo los dos. Tú seras mi atril y los instrumentos, yo ya me encargo de los sentimientos.

sábado, 21 de marzo de 2009

Ojos

No hagas caso de lo que te diga, ni de lo que te escriba, ni de aquello que por gestos intente decirte. Despoja de tu mente la idea que tengas de mí, envía mis viejos archivos a la papelera de reciclaje. Reinicia tu mente, pero aún no te fijes en mí. Quedate ahí quieto, procurando no pensar en nada, sigue con el reset que te pedí.



Olvídate de mi cara, de mi cuerpo y de mi voz.


Y ahora, mírame a los ojos. Sólo a los ojos. Y con tu mente en blanco, deja que estos te digan todo lo que quieren decirte esta noche. Deja que mis dos cristales escriban en el nuevo cuaderno de tu mente.


Y mientras mis ojos escriban un poema de Bécquer en tu cabeza, no hagas caso de las palabras que dicen que ya no te quieren, que aquello sólo fue un sentimiento fugaz. Deja que mis ojos sigan escribiendo mientras tu boca acalla las palabras que no creo.


Esta noche te pido un beso, mañana, sólo ellos lo sabrán.

viernes, 20 de marzo de 2009

Los abrazos rotos

No ando yo a estas horas muy católica como para andar diciendo lo que me ha parecido la película, así que me limitaré a hacer una pregunta al aire para todos aquellos que también hayan visto el nuevo film de Pedro Almodóvar:

¿Por qué su argumento me recuerda tanto al de Moulin Rouge?

La peli está bien. Blanca Portillo y Lluís Homar me parecen de lo mejorcito del cine español en estos momentos. Y Penélope Cruz, nunca me ha caído del todo bien, pero últimamente parece que tengo que guardarme las palabras al no poder criticar su actuación. Algún día maduraré y la admiraré como actriz ... pero ese día no es hoy.

Y si alguien toma mis críticas como críticas, aclaro que sólo son opiniones. Lo único que entiendo del cine es que me gusta, que me gusta sentarme a ver una buena película, por eso juzgo a las películas en función de si me han gustado o no, o lo que es lo mismo, un barómetro muy personal.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Copito y la donación

A continuación ustedes podrán leer el escabroso relato que le ha acontecido esta tarde a la narradora de los hechos. Las frases que lo componen pueden haber sido alteradas y rodadas bajo los rótulos de ficción publicitaria. No dejen a sus hijos solos e indefensos ante este relato. Cualquier parecido con la realidad es todo lo cierto que ustedes quieran considerarlo. Lea detenidamente las instrucciones de uso de este relato, de lo contrario, usted podrá acabar aquejado de fuertes dolores del ventrículo izquierdo.

Tras una tarde de dura tarea estudiantil, Copito se vió en la encrucijada de cómo hacer tiempo entre las 8 de la tarde y las 9.30 de la noche. Dicho así, parecía que un gran espacio temporal le separaba de su destino, pero en el fondo sólo era una hora y media.

Ante ella se desplegaron dos opciones, las dos demasiado tentadoras como para dejarlas pasar. La primera de ellas era ir a tomar un refrigerio con unas amigas. Un plan muy apetecible, pero no del todo cuando el bolsillo te recuerda que sólo dispones de 1,65€. El otro plan era dirigirse hasta el paseo Zorrilla para donar sangre, un gesto altruísta que se ve recompensado con una bebida. Copito comprobó gracias a su máster en cálculo avanzado que el denominador común de ambas propuestas confluía en la bebida. Y como hacía tiempo que no donaba sangre, lo consideró oportuno.

Con la opción escogida ya en el bolsillo, Copito caminaba por las calles de su querida ciudad hacia el destino seleccionado: el Centro de Hemoterapia y Hemodonación. Copito disfrutaba todas y cada una de las notas que se escuchaban a través de su reproductor, y en más de una ocasión, quiso cumplir su sueño de convertir su vida en un musical. Se veía cantando a Raphael encima de un banco mientras el resto de la calle hacía los coros, los niños bailaban una coreografía hecha por Lola la de Fama y su príncipe azul se dirigía hacia ella con un look emo-pijo mientras conducía un flamante Audi TT. Pero Copito no realizó su sueño porque su tarea era ir a donar sangre, así que dejó su sueño para el momento en que los Jonas Brothers sacaran al mercado un disco recopilatorio.

Tras un camino de lo más apacible, Copito llego al centro anhelado. La gente allí irradiaba simpatía, los ojos de la recepcionista parecían hacer chiribitas al ver aparecer a un cero negativo. Esa gente valora esa sangre tanto como Drácula la de sus víctimas. Tras entregar su carnet y disponer de la ficha de donación, se dispuso a rellenarla. No había estado embarazada en los últimos 6 meses, no se había hecho ningún tatuaje, no había vivido en Inglaterra por más de un año entre unos años muy raros en los que supongo que algo malo pasaría, no tenía la enfermedad congénita de nombre impronunciable, no había mantenido recientemente prácticas sexuales de riesgo y de las normales, menos. Copito era, por definición, una persona medianamente normal.

El sudor corría ya por su frente, pues estaba ansiosa por donar al mundo un poco de vida, por facilitar un trasplante de corazón, por ayudar en una operación a vida o muerte. Copito no soportaba tener que esperar, por eso su sonrisa fue tremenda cuando fue llamada a "la sala". "La sala" era ese extraño lugar en que a uno le toman la tensión, le comprueban los niveles de los componentes que forman la sangre y le preguntan a una el peso sin juzgarla.

Tras responder a las preguntas de la amable señorita, y comprobar como la tensión era correcta, llegó la hora de la prueba de hemoglobina. Para Copito era más doloroso el hecho de que le pincharan en el dedo que el hecho global de que a una le saquen casi medio litro de sangre. Pero ella no se amedrentó y extendió su dedo firme y segura. La amable señorita pinchó en el dedo, y virtió la sangre extraída en un bote lleno de un líquido azul.

La gota de sangre no se hundió. Copito sabía que algo iba mal, pues esa gota siempre tiene que caerse y llegar lo más próximo a la base del bote. Pero su gota no lo hizo. Copito comenzaba a deseperarse, no quería ver truncada su donación. Pero no todo estaba perdido, pues sabía que en esos casos existía un aparato electrónico que lo medía.

La amable señorita depositó la sangre en una pequeña placa que a su vez introdujo en el aparato. Los segundos pasaban y parecían interminables, como quien espera el veredicto de un juez. Un pitido interrumpió el silencio que se había dado entre la amable señorita y Copito. La amable señorita miró la pantalla del aparato para decir la frase que cambiaría la vida de Copito para siempre:

"Tienes la hemoglobina un poco baja, así que no puedes donar. Ve a tu médico de cabecera para que te haga una analítica, no sea que necesites un aporte extra de hierro"

Copito explotó en lágrimas en ese momento. "¿Sabe cuánta gente en estos momentos necesita ahora mi sangre, lo sabe? Mi hemoglobina está perfectamente y no me voy a fiar de una máquina que pita para dar sus resultados, es como si ahora me diese por fiarme de los pitidos que otros coches lanzan cuando me salto los semáforos en rojo, eso sería inaudito. Usted va a falsificar ese informe y hará creer a sus superiores que yo estoy perfectamente, ¿me oye? La vida de la gente no puede esperar, así que, si es necesario, sáqueme 4 litros de sangre, aunque luego me toque estar ingresada. Señorita, HE VENIDO A DONAR. ¿Lo entiende? A DONAR. No puede acabar con mi carrera de donante así como así. ¿Me entiende? ¿Me entiende?"

Las palabras de Copito se vieron ahogadas por lágrimas al no poder continuar aquello. Se sentía tan indefensa como cuando se enteró de que Amaia dejaba a la Oreja. O peor que aquella vez que su amigo invisible la abandonó por Cásper. E incluso fue más horrible que la noche en que estuvo llorando porque Chiquilicuatre no ganó Eurovisión. Copito se había hecho un ovillo y no dejaba de recitar versos en arameo en un rincón de la habitación. No quería irse de allí sin que le sacaran sangre, aunque fuese por encima de su cadáver.

Pero por desgracia, la sacaron de allí. Hicieron falta 5 agentes del orden para mover a la paralizada e indefensa Copito, sumida en la miseria tras no poder donar. Recogió con una inquietante melancolía su carnet de donante y lo tiró en la papelera de la puerta. Ya de nada le serviría. La vida había llegado a su fin ...

...

...

...

... ¡hasta que llegó a la puerta! Fue pisar la calle y Copito volvió a sonreír, a coger paso ligero y a pensar en como sería el próximo capítulo del musical de su vida. Lo último que se sabe de ella es que quería meter a Umpa Lumpas que bailaran en una fábrica de hierro.

martes, 17 de marzo de 2009

Para un pequeño perrito

Querida anónima,

Hoy te dedico unas lineas, sí, sí, a ti. A esa compañera en la búsqueda de un trabajo basura mal pagado y temporal. A ti, compañera de borracheras y confesiones por culpa de la embriaguez. Sí, que sí coño, que te hablo a ti, a la que nunca me quiere firmar a no ser que sea con frases de la cabecera de El Mundo.

A esa persona tan hasta la polla de la vida. A mi Ying que va a clase. Yo soy el Yang que malinfluye. A mi cuasi-vecina, lástima que una carretera en obras que parecen no avanzar nos separe.

Te hablo a ti, seguidora de la tres catorce. La trece catorce es un invento de mecánicos. Nosotras preferimos ir al Valladolid Latino mientras ellos se entretienen buscando una llave que no existe. A ese pequeño perrito pequinés que busca su tinte exacto de pelo, no sea que se coloreen peor unas zonas que otras.

Esta carta va para una pequeña cotilla, la pequeña cotilla que ha hecho salir a Hilario Pino del armario gracias a sus jerseys ajustados. Los de Hilario, no los de ella.

Hoy va por ella. Por mi anónima!

Besos de colores para ti!

lunes, 16 de marzo de 2009

Corazón de ceniza

Dicen que donde hubo llamas, siempre quedarán cenizas.

Y el que niege eso, es como aquel que rehuye de su pasado.

Mi corazón es ahora como un cenicero por donde han pasado multitud de cigarros. Unos dejaron las cenizas de una sola calada, otros la dejaron hasta que se consumieron enteros, unos pocos fueron grandes habanos que dejaron una huella que no se irá en mucho tiempo.

Hoy rebusco entre las cenizas de todos ellos, esperando encontrar los restos de mi antiguo corazón, rezando porque las lágrimas no vengan ahora y diluyan todos mis recuerdos.

Y es que a falta de nuevas llamas, me refugio en las cenizas de aquellos cigarros que mis labios no llegaron a tocar.

domingo, 15 de marzo de 2009

Malas horas para pensar

Y ahora medio ebria, me doy cuenta de lo que hago.

Tengo que retroceder en cada paso.

Dejar de hacer el tonto y buscar aquello que se encuentra por arte de magia.

Confiar en el destino y no mostrar mis deseos.

Porque los deseos juegan malas pasadas y pocas veces se cumplen.

Si realmente deseas alcanzar un objetivo, hazlo con el mayor disimulo posible, nunca a golpe de declaración.


(A estas horas no sé lo claro que están mis pensamientos, pero es que el despertar siga manteniendo mis convicciones)

jueves, 12 de marzo de 2009

Por fin limpio

2 sesiones de aspirador de coches: 2 €

Lavado express de coche: 2,20 €

Ver tu coche limpio, después de un par de semanas en que la visión por el cristal comenzaba a reducirse, y haberlo limpiado por dentro, cosa que no había hecho desde que me dieron el coche un caluroso día de agosto del verano de 2007: no tiene precio.

Ahora sólo me falta volver a echarle líquido para limpiar el parabrisas. Tengo en el garaje, y sólo requiere la complejidad de abrir el tapón de la botella, abrir el del recipiente del capó y verter el contenido.

El problema es que exactamente no recuerdo qué tapon es. Y entre que me da pereza leer las instrucciones, que no quiero crear un cataclismo y que cuando mi padre llega a casa suele ser de noche y a mi ya se ma ha olvidado ... pues tendré que esperar a que Dios obre un pequeño milagro.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Odio a los aspiradores

Su ruido, sinónimo de limpieza, es lo peor para los pensamientos.

Esas ondas que penetran en tu cabeza son el peor despertar que puede tener un ser humano.

Su maquiavélico soniquete impide concentrarte en otra cosa. Te impide escuchar la radio sin interferencias.

Odio a los aspiradores por la mañana.