viernes, 17 de septiembre de 2010

Con la carpeta llena de recuerdos

La mañana se presentaba gris, con las aceras mojadas por la lluvia y con un sol que tampoco quería afrontarse al primer día de clase. En la clase, las caras conocidas de hace ya tres años, pero con muchas ausencias; éramos poca gente para mucho aula. Cada uno con sus ropas, con su estilo, pero todos con un complemento común: las ojeras.


Señoras, señores, comenzó el curso universitario, con muchas ausencias y más pronto que nunca.

Y creo que es el día idóneo para dar carpetazo al verano y firmar su colofón. Un verano del que no esperaba nada y el cuál me ha dado mucho, un verano en el que he estado rodeada de buena gente y de buenos planes. Un buen verano.


Y aunque el día esté triste y aún siga sin acostumbrarme a esto de madrugar y tener la tarde libre, estoy contenta. Porque espero que esté curso me de mucho, porque sigo con buena gente a mi lado y porque aunque una gran amiga embarque hacia la bota mediterránea y otro ya esté disfrutando en el país que vió nacer a Tintín, gracias a las nuevas tecnologías la distancia no será tan grande.


Aún me quedan más de nueve intensos meses, muchos días que habrá que rellenar con fiestas, viajes, conversaciones, cafés, bailes y sobre todo, recuerdos para los cuales ya estoy dejando sitio en mi carpeta. Mi estuche ya está lleno de bolígrafos de colores como el verde esperanza, rojo pasión o azul cielo; y si me dejáis un folio, en él escribiré lo que os quiero.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Dulce amargura

Tenerte sin tenerte
dulce amargura,
sentirte aquí presente
a través de mi escritura.

Tu sonrisa edulcorada,
tu mirada hipnotizante
y tu pelo alborotado
que se mece a cada instante.

Y soñarte cada noche,
que te acuestas a mi lado,
que me susurras te quiero,
proclamarte enamorado.

Y mis manos mientras tanto
se enredan en tu pasado,
en tus rizos imperfectos,
en los labios del pecado.