jueves, 18 de febrero de 2010

Polución

Cuando ya no sabes si tú eres la fábrica o si eres el inhalador pasivo de ese humo tóxico, tienes un problema.
Procuras tener cuidado al respirar, llevar la mascarilla siempre que puedes, intentando que ningún gas te afecte.
Y cuando crees que todo está en calma y la atmósfera revuela a tu alrededor más pura que nunca, te quitas la mascarilla. Y entonces te conviertes en la fábrica que expulsa todo lo malo que en su interior encierra.
Llegados aquí, solo queda una opción ... cambiar de aires. Trasladarse a un aire más puro, tan puro que no pueda afectarte, y al cual tu polución sólo suponga una nube negra en un día de tormenta.

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