lunes, 9 de agosto de 2010

Luces y sombras

Vivimos en un mundo de luces y sombras, donde las bombillas y demás fuentes lumínicas forman parte del vocabulario que usamos todos los días.

Es curioso como en los bares de copas encienden la luz para echarte, y te dejan en penumbra para que los de tu alrededor no vean el rostro demacrado que deja el alcohol en tus ojos. Por contra, en otros locales, el procedimiento para echar a los parroquianos se produce a través del apagado de luces, invitandote cordialmente a que cierres la puerta por fuera.

Esto me recuerda a las bibliotecas. Los queridos bibliotecarios quizá no se den cuenta del daño que hacen apagando las luces para echarte, el cerebro puede sufrir un desequilibrio y entrar en shock. Está científicamente comprobado que este apagado de luces supone la tercera causa de suspensos, por detrás de estudiarse todos los temas menos el que entra y de estudiar apuntes tergiversados por un compañero con mala leche.

A la mayoría de la gente le gusta dormir con las luces apagadas y la persiana bajada. Las madres del mundo saben de la tranquilidad que se disfruta en la oscuridad nocturna, y por las mañanas deciden jugar a Guantánamo levantando la persiana de golpe, inventándose la hora qué es para que nos levantemos antes, y si pueden, culminan su tortura con una tocata y fuga de aspirador en Si bemol.

Así que después de tanto tocar el interruptor, sólo me queda decir ...

¡APAGA Y VÁMONOS!

1 comentario:

Luis Cano Ruiz dijo...

Independientemente de lo que me he reído leyendo esto, te dejaré una frase para poner el toque serio al tema.

"Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja" (Lin Yutang)

Cuídate.