martes, 23 de marzo de 2010

En la variedad está el gusto

Sonrío, me río y pienso. No soy la única en el mundo que hace fotos a sus pies. Ni la única que compra revistas que luego deja a medio leer. Y sé que coleccionar euros extranjeros es algo común aunque no en mi círculo.
Porque prefiero hacer el tonto en las fotos después de asumir que es la única pose que le sienta bien a mi cara. Porque me gusta bailar a mi manera, aunque para algunos sea rocambolesca. Y sí, lo sé, lo reconozco, yo también miro el móvil para saber qué hora es y nunca retengo el dato a la primera.
Sonrío cuando pienso que llevo toda mi vida diciendo que no voy a dejar lo de estudiar para el último día. Y acabo riendo cuando recuerdo la de veces que he quebrado esa promesa.
A mi también me gusta el olor de la pintura. Nunca me he molestado en oler las nubes porque no me fio de los anuncios que te hacen creer que para ser mujer hay que sangrar una vez al mes.
Me divierto. Sumo matrículas de los coches. Reconozco a la gente por la calle por su nombre y apellido por culpa de determinada red social. En ocasiones me bajo películas, pero aún soy una nostálgica de las salas. Me llena de alegría ir al cine.
A veces lloro con las películas ñoñas, aunque por fin he asumido que son ficción, por mucho que de pequeña me comieran la cabeza. Me gustan los bolis de colores.
Salto. Muerdo las tapas de los bolis. Y sus culos. Y en ocasiones olvido que estoy mordiendo bolis ajenos. Me encanta mi letra, aunque no sé coger bien el boli. Boli que por cierto, preferiblemente ha de ser negro y Bic.
Vuelvo a sonreír recordando todas aquellas cosas especiales que tengo a mi alrededor, aquellas pequeñas manías y esos gustos indómitos. Todo ese cúmulo de cosas que le hace sentirse a una diferente, pero sabiendo que más gente diferente piensa lo mismo que tú en esos momentos.

No hay comentarios: