miércoles, 3 de marzo de 2010

Silencio

Lo sé.
Lo reconozco.
Lo admito.

Yo nunca permanezco cien por cien callada en clase.

Sé que las dudas hay que preguntarlas, y que frases como "¿qué hora es?", "¿tienes un chicle?" o "haz el favor de matarme antes que seguir aguantando a este tío" son de vital importancia para seguir vivo.

Pero hay varias cosas que no soporto.

No soporto a esa gente que habla cuando le da la gana, y que cuando el profesor explica algo importante, manda callar a todo el mundo como si esa persona fuese la máxima autoridad de la clase y el resto súbditos que nos tuviesemos que doblegar a su voluntad.

Misteriosamente, esa gente suele ser la misma que se cree que sabe hablar en voz baja. Y digo se cree. Porque cada vez que habla, tienes su tono de voz en la cabeza, con ese susurro profundo que tienen, que no es mas que un run run continuo. O como esas "s" sibilantes que te hacen sentir como Harry Potter cuando escucha el pársel.

Aunque el remate llega cuando les mandas callar. Durante 30 segundos crees que tus palabras han surtido efecto, el silencio vuelve a reinar. Pero pasado ese medio minuto, vuelven a la carga. Es en ese momento cuando lamentas no estar al borde de un puente con una piedra atada a tu pie.

Si eres una de estas personas, acuerdate de las personas como yo que pierden los nervios en clase con gente como tú.

Me despido con una gran frase que sirve muy bien para ilustrar este texto y que nos dijo el otro día el profesor de Geografía:

Cuando no se puede mejorar el silencio, vale más permanecer callado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado Leti...veo que han pasado 4 años y sigue habiendo gente igual que en el colegio, no es asi?? me has hecho recordar...jejeje.

Ahora ya me callo :)