viernes, 7 de noviembre de 2008

Historia de la princesa cobarde

Érase una vez una princesa. No era guapa, ni demasiado inteligente; era una princesa normal.
Creía que lo más grande que podía encontrar en este mundo era el amor correspondido. Después de ver tantas películas de amor y que le contaran tantos cuentos de hadas, se lo creyó.
Pero esta princesa un día salió de su castillo. Ese día descubrió cómo era el mundo: hostil, amargo y despiadado. El amor se vendía en burdeles y la gente vendía sus emociones.
Ella quiso olvidarlo. Seguir pensando en el amor.
Y así se volvió a enamorar. Volvió a enseñar a amar. Todo parecía perfecto.
Pero ella ya estaba contaminada del mundo exterior y se le pegó uno de los grandes defectos del pueblo: el egoísmo.
No quiso amar sin ser amada, no quiso amar sin que la amaran de la misma forma que ella lo hacía.
Y por culpa de su egoísmo tuvo que ver como un príncipe se alejaba de su vida.
La princesa enfermó. Cogió todos los miedos que nunca había tenido, el más grande de todos, el miedo a amar.
Y así sigue la princesa, vagando por el mundo con un corazón en ascuas que no arden. Cada vez que vuelve a sentir algo por cualquier príncipe, las lágrimas apagan esas ascuas.

Hoy sigue guardando en su corazón a aquel príncipe, siempre le guarda en su recuerdo.
Pero las dudas y el desamor siguen esclavizando a su corazón. Las cadenas le atan a su tristeza.
Sólo busca una llave que le libere.

4 comentarios:

Luis Cano Ruiz dijo...

Bonita historia.

Me ha recordado a una canción de Ismael Serrano, en el disco "naves ardiendo más allá de Orión". Se llama "El virus del miedo".

Un saludo.

May dijo...

Triste, pero bonita.
Esperemos q la princesita encuentre la llave (o q alguien se la encuentre) y se libere, y sobre todo q no vea el mundo tan gris, para q pueda crecer su corazón...
Besos!

Dejate llevar dijo...

esa princesa me recuerda a mi...!

poltergeist dijo...

Me ha parecido muy interesante y muy bien escrita la historia...ums tu profe de escrita debe de estar orgullosa de ti jeje

un besoo